En contraste con los vegetales y
frutas, en donde la acción de enzimas endógenas es responsable de las
características sensoriales de los productos, los productos lácteos y
carnes fermentadas, masas de panadería, vino, cerveza, deben su aroma y
sabor a la acción de enzimas endógenas y exógenas, estas últimas
generalmente de origen microbiano. De la misma forma, algunas bacterias
presentes en carne y enzimas endógenas son responsables de la
proteólisis y de la transformación de algunos aminoácidos libres. A
partir de aminoácidos azufrados como cisteína y cistina, se genera
anhídrido sulfuroso, y a partir del triptofano se genera indol.
Asimismo, por descarboxilación se generan aminas con olores putrefactos
extremadamente desagradables, como cadaverina a partir de lisina,
putrescina a partir de glutamina, histamina a partir de histidina y
tiramina a partir de tirosina, por lo que es fundamental tener un
control de los procesos enzimáticos que tienen lugar durante el
almacenamiento y procesamiento de alimentos. Se ha reconocido la
capacidad de ciertos microorganismos para sintetizar compuestos como
alcoholes, ésteres, lactonas y terpenos, entre otros, a partir de
diversos medios de cultivo. Por ejemplo, el Geotrichum candidum y las
levaduras de los géneros Hansenula y Pichia producen alcoholes y
ésteres; la Trichoderma viride produce la lactona gentil-6-alfa pirina,
que tiene un fuerte olor a coco; algunas especies de Ceratocystis,
Penicillium, Aspergillus, Sacharomices y Pseudomonas sintetizan terpenos
volátiles,con la ventaja de que estas biotrasformaciones son
estereoespecíficas.
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