Un grupo de investigadores ( Universidad de Mc Gill) han iniciado estudios llegando a cubrir data del 97% de la población mundial a partir de censos e info del cambio climático con el objetivo de pronosticar los potenciales cambios en la población hasta el 2050.De esta forma, han encontrado vulnerabilidades locales en diversas regiones. Como resultado de este estudio se ha encontrado que si la población continua creciendo como hasta ahora los más vulnerables serán aquellas poblaciones ubicadas en bajas latitudes y regiones calientes del planeta como Sudamérica y África.
Esta situación hace que el tema de la seguridad alimentaria sea cada vez más un tema estratégico que debe tratarse con un enfoque interdisciplinario.
La
capacidad de los pueblos de producir suficientes alimentos para consumo
propio y de su ganado depende en gran medida del clima: la temperatura,
la luz y el agua. Las fluctuaciones a corto y a largo plazo de las
pautas del clima, variabilidad del clima y cambio climático, pueden
tener repercusiones extremas en la producción agrícola, y hacer que se
reduzca drásticamente el rendimiento de las cosechas, lo que obligaría a
los agricultores a utilizar nuevas prácticas agrícolas en respuesta a
las modificación de las condiciones.
El
cambio climático a largo plazo, en particular el calentamiento del
planeta, podría afectar a la agricultura en diversas formas, y casi
todas son un riesgo para la seguridad alimentaria de las personas más
vulnerables del mundo, sería menos previsible el clima en general, lo
que complicaría la planificación de las actividades agrícolas, podría
aumentar la variabilidad del clima, ejerciendo más presión en los
sistemas agrícolas frágiles. Los extremos climáticos, que son casi
imposibles de prever, podrían hacerse más frecuentes,aumentaría el nivel
del mar, lo que sería una amenaza para la valiosa agricultura de las
costas, en particular en las islas pequeñas de tierras bajas.
La diversidad biológica se reduciría en algunas de las zonas ecológicas más frágiles, como los manglares y las selvas tropicales, las zonas climáticas y agroecológicas se modificarían, obligando a los agricultores a adaptarse, y poniendo en peligro la vegetación y la fauna.
La diversidad biológica se reduciría en algunas de las zonas ecológicas más frágiles, como los manglares y las selvas tropicales, las zonas climáticas y agroecológicas se modificarían, obligando a los agricultores a adaptarse, y poniendo en peligro la vegetación y la fauna.
Empeoraría
el actual desequilibrio que hay en la producción de alimentos entre las
regiones templadas y frías y las tropicales y subtropicales.
Se modificaría espectacularmente la distribución y cantidades de pescado y de otros productos del mar, avanzarían plagas y enfermedades portadas por vectores hacia zonas donde antes no existían.
Se modificaría espectacularmente la distribución y cantidades de pescado y de otros productos del mar, avanzarían plagas y enfermedades portadas por vectores hacia zonas donde antes no existían.
El
calentamiento del planeta también podría tener algunos efectos
positivos para los agricultores. El aumento del bióxido de carbono tiene
efectos fertilizantes en muchos cultivos, esto incrementa las tasas de
crecimiento y la eficiencia de la utilización del agua. Pero los
expertos señalan que las numerosas interrogantes que quedan sobre este
posible panorama tienen más peso que sus posibles beneficios.
La
variabilidad natural de las lluvias, de la temperatura y de otras
condiciones del clima es el principal factor que explica la variabilidad
de la producción agrícola, lo que a su vez constituye uno de los
factores principales de la falta de seguridad alimentaria.
Los
extremos del clima (acontecimientos violentos e infrecuentes como las
inundaciones, la sequía y las tormentas) aunque son de carácter más
espectacular, tienen un menor efecto conjunto en la producción agrícola
que las deficiencias crónicas del clima. Tanto la variabilidad del clima
como sus extremos pueden aumentar a consecuencia del calentamiento del
planeta.
Pero
la agricultura no sólo es víctima del calentamiento del planeta.
Actualmente, también es un factor que contribuye a ello y en el futuro
podría participar considerablemente en la reducción del cambio
atmosférico de la Tierra. Cerca del 25 % de las emisiones de bióxido de
carbono proceden del cambio de la explotación agraria (sobre todo de la
deforestación en las zonas tropicales), y la utilización de
fertilizantes es uno de los orígenes principales de los óxidos nitrosos
producidos por el hombre.
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